“Viva España viva el Rey viva el orden y la ley”, recita uno degli inni della Guardia Civil.
Il mio amore per la Spagna è risaputo e sempre dichiarato, un amore nato proprio in occasione della prima visita a Barcellona, anni fa, con l’amico di sempre Agostino.
Il mio ingresso nel mondo spagnolo è avvenuto tramite la porta catalana di Barcellona: ricordo ancora che sentii una donna, intenta a salutarne un’altra, due sconosciute, rivolgendole il classico: “hola ¿que tal?”; quel saluto, espresso con un tono allegro e cordiale mi indusse a voler tornare in Spagna ed impararne, per quel che mi era possibile, la lingua.
Che la Catalogna possa discutere di ampi margini di autonomia non lo discuto e che la contratti con Madrid è comprensibile e giusto, ma che si arrivi a uno scontro istituzionale e costituzionale di questo genere, con l’effettuazione di un referendum illegale, mi sembra pura pazzia.
I catalani hanno la loro lingua tutelata e la lingua credo sia, assieme all’arte, il primo patrimonio identitario di un popolo.
La volontà di separazione nasce da un fraintendimento: i catalani puntano tutto sull’essere liberi da (Madrid), dimenticando che la vera libertà è quella di …
Tutta questione di potere, ma quale potere?
Questo non capisco: che necessità hanno i catalani di rendersi indipendenti da Madrid?
Il rischio, anzi la certezza che ho, è che vadano a chiudersi in un “pollaio”.
La fuga delle banche e delle maggiori imprese, dopo la vittoria scontata (e direi populisticamente costruita) al referendum, mostra che l’economia è contraria alla separazione; l’economia cioè la possibilità di fare affari con chiunque senza impedimenti.
Questo è un criterio e importante, il fare affari liberamente, senza limiti.
Ogni volta che, al contrario, c’è una chiusura dettata da motivi non giudicabili con gli strumenti del diritto e dell’economia si ricade nel pollaio.
Il pollaio è la logica dell’appartenenza svincolata dal giudizio di convenienza, è un’obiezione di principio fondata su qualche assunto più o meno innato da cui altri sono esclusi sempre in virtù di un intimismo che è tanto intimo quanto oscuro.
I nazionalismi, come li abbiamo sperimentati nel secolo scorso (solo nel secolo scorso?), hanno portato ad esiti a dir poco infausti e sono la versione speculare della cura del proprio giardino di volteriana memoria.
C’è un modo di tutelare la propria identità che non cada nell’astrattezza dei diritti pretesi?
Parma, 11 ottobre 2017 memoria di san Giovanni XXIII papa
Di seguito il discorso di Sua Maestà il Re di Spagna Felipe VI, in televisione.
Discurso íntegro del Rey
Buenas noches,
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.
Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno.
Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada.
Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.
En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.
Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.
Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.
A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.
Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.
Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.
Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.